martes, marzo 15, 2005

El mapa se hace pequeño (2ª parte)

Nos dejaron entrar de nuevo al gran estado de la unión no sin recelo, viajamos día y noche por caminos ya recorridos y cambiamos de transporte para alcanzar 20 horas después los montes de los monjes. Anduvimos durante horas bajo la lluvia abandonamos toda carga a mitad de camino siendo conscientes que solo así podríamos alcanzar nuestra meta, por cerrados senderos y frondosos bosques estuvimos mas cerca que nunca de los ascetas y eremitas. Tras reponer fuerzas en un establecimiento local partimos de nuevo sin saber que tendríamos sorpresas que harían ingrato parte del recorrido que nos esperaba, el clima no nos daba tregua y no sin apuro cruzamos arduas cordilleras y finalmente llegamos a buen puerto. Allí embarcamos de nuevo en un mastodóntico ferry que en una noche completa nos saco del país donde moran los dioses. Ya por tierras vecinas cruzamos el joven país descendiente del gran imperio para llegar ya de noche y sin tregua a la Ciudad-Isla más famosa del mundo. En esta la capital de la republica marítima pasamos días y noches disfrutamos de sus imágenes que están en mente de todos y cruzamos mil veces sus puentes, también asistimos a su incierto presente, en el que el mar que le da su encanto devora cual Saturno a su hijo con sus suaves pero inexorables olas, las cuales dan besos de muerte a la isla. Nos trasladamos a la ciudad del arte, allí donde los grandes maestros aprendieron y allí donde cambiaron el arte para siempre, con sus no grandes pero si desmedidos edificios, con su puente único entre sus mil obras de arte asistimos atónitos a la desmesura de la belleza de las piezas expuestas. Días después partimos para nuestra meta en el viaje, realizamos primero una parada en el campanario mas famoso del mundo, no sin perplejidad por tamaña paradoja, obra defectuosa=obra famosa, ya de noche llegamos a la ciudad eterna. Allí fuimos acogidos con calor por brazos amigos, visitamos museos, grutas, calles y palacios, plazas y basílicas saturados de arte y belleza dedicamos también tiempo a pasear por escenarios milenarios, a disfrutar de vistas únicas a convivir con sus peculiares ciudadanos y a respirar el aire imperial que desde antaño se asoma a las orillas de su río. No sin pena y pasando por “casa” volvimos a nuestra tierra de origen, a disfrutar de nuestras fiestas y costumbres y a descansar con nuestras familias.


1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hola Jorgito, me da a mi que estarás ya de vuelta en London City, y muy inspirado para terminar de contar nuestro viaje por lo que leo.
Yo intentando coger el sueño, muy nerviosa por no saber que me depara el futuro, tan sólo que mañana llego a Cardiff y poco más.
Espero que nos veamos pronto y me cuentes que te ha dicho el "Maki", un besoote!

16/3/05 3:06 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home